Un respiro…
Tanta indolencia ha dejado abiertas las heridas
cuesta mucho alzar la cabeza
cuando hay cicatrices por sanar.
Qué diminuto te ves
qué diminuto te sientes
qué ridículo es vivir así
el dolor no pasa
es una brújula buscando redención.
Dos respiros…
Reminiscencias aparecen en el teatro blanco de la memoria
apuntando con finas dagas a las esperanzas
en los ojos hay un mar de sentimientos
navegando entre la tristeza e impotencia
¡Llora! ¡Grita! ¡Destruye todo a tu alrededor!
El dolor sigue ahí
adormecido está, preparándose para atacar.
Tres respiros…
El cuerpo está deteriorado
alma quebrantada, queriendo ser salvada
la soledad es arrastrada por el tiempo
tiempo cruel, que no perdona los pecados
qué tortura son los pensamientos
qué difícil es conciliar el sueño
qué martirio es no poder olvidar
un, dos, tres respiros para vivir
y mil razones seguir.
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