Me encanta escribir de madrugada. Mi mente recolecta ideas durante todo el día, y en la noche salen a relucir en forma de palabras. El silencio es el aliado perfecto y me conduce a la sonora tranquilidad. No hay refugio más cálido y acogedor que escribir. No pretendo escapar de mi realidad, quiero palparla e impregnarme de ella, por eso a veces escribo con rabia, dolor o una profunda tristeza; otras veces alegría y felicidad, son las protagonistas en mis letras.
Me gusta pensar que soy optimista cuando escribo, aunque la mayoría del tiempo no lo ejerza en mis escritos. Confieso que nunca pensé que podría estar perdidamente enamorada de la escritura, al principio no creía que tuviera esa afinidad y poco a poco me fue conquistando hasta lograr que cayera redondita a sus pies. Tampoco soy experta ni mucho menos literata o poetisa; sé que este ejercicio es de todos los días. De mucha constancia y sobretodo vivirlo día a día.
No trato de sorprender a nadie, y escribir no sé trata de cuántos me gusta se recolecten en las entradas, lo importante el mensaje llegue pese a que no tenga destinatario. Miro el texto que estoy escribiendo y no recuerdo la idea principal… Simplemente me deje envolver por lo siento y quise expresarlo. Sin decir más o menos, en el mundo de las letras, todos somos los peones que trabajamos sin cansancio por nuestra reina, la escritura.
Excelente y queda claro que no quieres impresionar a nadie, pero te libera. Un sentimiento mutuo.
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Muy bueno..!
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Muchas gracias por leer!
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