Llega ese momento en el que aceptas que todo se está derrumbando a pedazos.
Tienes de dónde agarrarte.
Una, dos, tres, cuatro, cinco rocas.
Fuertes, resistentes, pero solo puedes escuchar el eco de tus errores.
Ya no hay solución, nada detendrá la avalancha,
los golpes ni las heridas sin sanar.
Todo se está derrumbando…
Escrito por: Laura Johanna García
Las destrucciones a veces son necesarias para poder volver a construir. Un abrazo.
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