
Me voy a agarrar al silencio
y, como una pluma,
volaré a mi propio cielo,
donde no existen
latitudes que convergen,
ruidos negros, miedo inerte,
niebla confusa, sazonada
con mis propios sentimientos.
Seré la noche que transita
entre la angustia y el dolor,
alma sin pausa,
aura sin prisa.
Musitaré a tu oído
la rama de mis pesares,
desde el silente suspiro
que me lleva hasta tu piel.
Me embriagaré con tu luna,
dejando atrás la pericia
de mis sutiles encantos.
Yacen en ti mis deseos
mas ocultos, más febriles,
más cercanos.
Te haré de momento sublime
y vibración erizada,
de instantes carentes de tiempo,
de noches batiendo las alas.
Y no habrá ruido.
Nos sabremos renacidos
en un silencio prohibido,
dentro del placer
de nuestros cuerpos.
Una colaboración con mi amigo poeta José Fernández Becerro.
👏👏👏
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Buenísimo el articulo. Saludos.
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Super interesante el post!!!
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