La fea costumbre de decir las verdades cuando nadie las ha pedido. Y es que a la gente no le gusta escuchar la verdad, prefieren vivir en un mundo edificado de mentiras con tal de no recibir bofetadas en el ego, en otras palabras: puro y sagrado masoquismo. Si de una mentira no hay quien se salve, mucho menos de una verdad que anda rondando en la superficie.
En una sociedad donde prima el engaño, es utópico encontrar personas valientes que defiendan a capa y espada la veracidad. Hay ojos que no ven, hay bocas que callan, hay silencios que abandonan y oídos infectados de falacias, viviendo en una burbuja apartada de la realidad. – «¡La verdad os hará libres!» – ¿Quién lo afirma?, Hay verdades que liberan un caos apocalíptico, hay verdades que ni el tiempo cura ni encuentran regocijo en el perdón.
Por muy hija de puta que sea una verdad, es mejor morir conociéndola que vivir en la cañería del embuste. No soporto ver a la gente riéndose y tocándote el hombro, entretanto su boca escupe mentiras disfrazadas de verdades. Comerse una mentira siempre dará indigestión y dará males en el corazón. ¿Se han percatado la cantidad de súbitos infartos que produce saber una maldita verdad?
¿Cómo escapar de una verdad? Imposible, al final te alcanzará y no habrá mentira que valga. Todo sale a luz y no siempre nos dará gusto o alegría conocerlo.
La verdad siempre nos hace libres… Aunque duela la libertad y sea un placer la mentira. Estoy de acuerdo.
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«sea un placer la mentira» ¡Qué placer más culposo! Gracias por leer y comentar. Saludos.
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Bravisimo texto, felicidades 👏👏👏👏👏
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